Fobias al compromiso y a la larga distancia
• Las relaciones a larga distancia pueden ser particularmente desafiantes para quienes tienen fobia al compromiso.
– La idea de tener una relación con alguien que no está físicamente presente puede parecer desalentadora para quienes ya tienen miedo de sentar cabeza. Es como intentar construir un castillo de arena cuando la playa está a kilómetros de distancia.
• Los que tienen fobia al compromiso pueden tener dificultades con la idea de establecerse en una relación a larga distancia.
– Sentarse requiere hacer planes, y seamos realistas: planificar con anticipación no es exactamente su fuerte. Prefieren improvisar y esperar lo mejor.
• La falta de proximidad física en una relación a larga distancia puede exacerbar los problemas de compromiso.
– Cuando estás lejos de tu pareja, las dudas sobre si es “la indicada” o no pueden empezar a invadirte más rápido que a un ex después de ver tu historia de Instagram.
• Algunas personas con fobia al compromiso pueden utilizar la distancia como excusa para evitar comprometerse plenamente con su pareja.
– “Lo siento cariño, me mudaría totalmente al otro lado del país por ti si no estuviéramos tan separados en este momento.” Sí… seguro amigo.
• La confianza es especialmente importante en una relación a larga distancia, lo que puede resultar difícil para quienes tienen problemas de compromiso.
– Para las personas que tienen problemas para confiar en los demás (y en sí mismos), generar confianza a través de llamadas telefónicas y videoconferencias puede ser como intentar enseñarle cálculo a un gato.
• La comunicación y la transparencia son factores clave que ayudan a superar los desafíos que enfrentan las personas con fobia al compromiso en las relaciones a distancia.
– Si la comunicación fuera fácil, todos lo harían bien. ¡Pero no! Estas personas necesitan apoyo adicional porque abrirse emocionalmente parece más riesgoso que saltar de un avión sin revisar primero el paracaídas.
• Asociarse con alguien que también tiene dificultades para asumir compromisos podría llevar a que ambas partes eviten dar pasos adelante o generar progreso juntos.
– Dos errores no equivalen a un acierto, a menos que estemos hablando de dos porciones de pizza que forman un pastel completo. En las relaciones, es mejor encontrar a alguien que te complemente, no que refleje tus defectos.
• Una persona con fobia al compromiso en una relación a larga distancia puede sentirse atrapada o asfixiada por las expectativas de su pareja.
– Es como estar atrapado en una habitación sin ventanas ni puertas, excepto que hay Wi-Fi para que aún puedas explorar memes mientras evitas los mensajes de texto de tu bebé.
• El miedo a perderse otras posibles oportunidades románticas puede aumentar en las fobias al compromiso en las relaciones a larga distancia.
– Cuando la hierba siempre parece más verde en el otro lado (y ese “otro lado” está a kilómetros de distancia), es fácil empezar a preguntarse si vale la pena seguir con esta relación.
• Las personas con fobia al compromiso pueden tener dificultades para hacer planes futuros, lo cual es un aspecto importante de cualquier relación a larga distancia.
– Hacer planes futuros requiere imaginarse haciendo algo dentro de más de 5 minutos… lo cual bien podría ser ciencia espacial cuando tienes miedo de comprometerte con algo más que los refrigerios para comer esta noche.
• Es posible que alguien tenga problemas de compromiso específicamente relacionados con relaciones a larga distancia, incluso si se siente cómodo con el compromiso de otra manera.
– El hecho de que alguien haya podido comprometerse antes no significa que se sentirá preparado o dispuesto ante diferentes circunstancias. ¡El amor a distancia no es del agrado de todos!
• Las relaciones a larga distancia requieren un alto nivel de vulnerabilidad y inversión emocional, algo que puede resultar difícil para quienes tienen problemas de compromiso.
– Ser emocionalmente vulnerable se siente tan seguro como caminar por un callejón oscuro por la noche usando nada más que pantalones de carne. ¡Pero hey! Al menos las emociones no atraen a los osos… ¿verdad?
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